Aunque
hasta el siglo XIX no podemos hablar de una ciencia, lo cierto es que la famosa
pregunta de ¿quién soy? ha preocupado siempre a las personas.
Al
intentar dar respuesta, el hombre ha ido poco a poco acercándose al método
científico para llegar a la comprensión de por qué unos seres humanos nos
parecemos a otros y, por otra parte, somos todos tan distintos.
Estos
primeros intentos, vistos desde nuestros conocimientos actuales tienen muchos
errores, pero a nuestros antepasados les sirvieron para entender estos hechos.
Sin
embargo, en cada época ha habido personas que se han cuestionado las ideas de
sus contemporáneos y han diseñado experimentos. La curiosidad y la inquietud de
estos científicos han hecho que la humanidad progrese y que hoy podamos hablar
de la genética como una ciencia.
Posiblemente,
muchas de las cosas que hoy damos por ciertas en el futuro se vean matizadas,
cambiadas o refutadas; esta es la Historia de la Ciencia: unos saberes dan paso
a otros y algunos errores dan lugar a grandes descubrimientos...
El
hombre tardó mucho tiempo en darse cuenta de hechos que hoy conocemos
perfectamente, como por ejemplo, que un ser vivo sólo puede proceder de otro
ser vivo .
¿Cómo aparecían los bebés? ¿Qué relación tenían con cada uno de ellos?
¿Por qué eran tan indefensos? ¿Por qué despertaben sentimientos de protección?
Para ellos todo era un misterio...
Sabemos,
por el relato que en la Biblia se hace del diluvio, que ya en aquella época era
bien conocido el hecho de que para que hubiese procreación era necesario que
existieran dos seres de distinto sexo y de la misma especie:
- La humanidad tiene
que ser exterminada (...)Entrad en el arca tú y tu familia y una pareja de cada
clase de animal, macho y hembra. De esta forma, después del diluvio, se podrán
mantener las especies (...)"
Más
adelante, ARISTÓTELES pensó que tenía que existir algo distinto en el hombre y
en la mujer que explicara la creación del nuevo ser. A ese algo distinto, le
llamó SEMEN. Así pues, tendría que existir un "semen masculino" y un
"semen femenino" que al juntarse y mezclarse entre sí provocaban la
aparición del nuevo ser.
También
ARISTÓTELES pensaba que la vida podía surgir de forma espontánea, sin que
hubiese unos progenitores vivos (teoría de la generación espontánea), idea que
perduró durante mucho tiempo. Así, gusanos, insectos y peces podían surgir a
partir de rocío, sudor y humedad. ARISTÓTELES explicaba que como el paso de
materia inorgánica a materia orgánica se hacía muy lentamente, no podíamos
verlo.
Darse
cuenta de que debía haber algo que era distinto en el hombre y en la mujer y
que debían aportarlo ambos para lograr la procreación, supuso un gran avance en
el pensamiento del hombre y ha colaborado para que cada vez pueda conocer un
poco mejor el mundo que le rodea.
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