Antonio Van Leeuwenhoek, mientras era conserje en la Casa
Consistorial de Delf, oyó hablar de que usando unas lentes podían verse cosas
maravillosas que a simple vista no podían apreciarse. Tras visitar algunas
ópticas comienza a fabricar sus propias lentes y queda fascinado por lo que es
capaz de ver.
Además, se interesó por la obtención de metales, que
pudieran ayudarle.
Llegó a fabricar lentes de tres milímetros a base de
paciencia, tallando cristales y montándolos sobre soportes metálicos.
En su vida construyó hasta 250 microscopios, que a su muerte
cedió a la Real Sociedad de Inglaterra.
Con frecuencia trabajaba horas y horas, descuidando a su
familia, sin hablar con amigos ni conocidos. Por ello sus vecinos se burlaban
de él y le tomaban por loco.
Durante años trabajó en total aislamiento, haciendo observaciones
minuciosas y sistemáticas sobre lo que veía a través de sus lentes.
Eso sí, era tan desconfiado que nunca escribió ni dibujó
nada sobre sus técnicas para hacer lentes.
De forma artesanal logró fabricar lentes de hasta 275
aumentos, cosa realmente increíble si pensamos que vivió en el siglo XVII.
Posiblemente sus descubrimientos hubieran pasado totalmente
desapercibidos y nadie se hubiera enterado de estas maravillas que podía ver
sólo él si no fuera porque Regnier de Graaf, miembro de la Real Sociedad de
Inglaterra le pidió que escribiera a ésta contándoles sus descubrimientos. Tras
negarse, finalmente van Leeuwenhoek accedió.
Sin embargo, nunca se le ocurrió relacionar los pequeños animalillos
que veía con sus lentes como causantes de las enfermedades.
¿Quieres saber qué descubrió van Leeuwenhoek con sus lentes?
Entre otros descubrimientos van Leeuwenhoek pudo ver con sus
lentes (el "espejo mágico", como le llamaban sus seguidores) y por
primera vez en la historia:
- La circulación de los glóbulos rojos por los capilares en la oreja de un conejo.
Microscopio de Leeuwenhoek
|
- En 1674 hizo una detallada descripción de los glóbulos rojos humanos.
- Describió por primera vez tres tipos de bacterias: los cocos, los bacilos y los espirilos.
- Describió el ciclo vital de varias especies de insectos (hormigas, abejas...).
- Observó granos de pimienta aventurando que quizás en ellos se encontraban algunos de estos minúsculos animales que él había descubierto y que, al masticarla, mordían o picaban en la lengua. Había descubierto más microorganismos.
En 1677 van Leeuwenhoek descubrió... ¡EL ESPERAMA HUMANO VIVO!
Nunca hasta ese momento se habían visto los espermatozoides.
Antonio y sus seguidores al verlos a través de esas lentes tan especiales y
"mágicas" creyeron ver en cada espermatozoide un pequeño ser humano
en miniatura. Por eso van Leeuwenhoek les llamó ANIMÁCULOS.
Hipotetizaron que este homúnculo o pequeño hombrecito era un
ser humano completo que era transportado al útero materno donde se alimentaba
mientras crecía.
De este modo, lo único que aportaba la madre al futuro hijo
era la alimentación. Su papel era similar al de una incubadora.
Cada homúnculo contenía a otro y éste a otro y éste a otro,
de forma que cada uno de ellos contenía a sus hijos y a los hijos de sus hijos
y a los hijos de los hijos de sus hijos...
De este modo, se creó un grupo de científicos, los
ANIMACULISTAS, que defendieron ardorosamente esta teoría.
Al mismo tiempo, surgió otra teoría explicativa de la
reproducción humana defendida por los OVISTAS. La polémica duró varios siglos.
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