Morgan descubrió que había ocasiones en las que se producía un cambio en la información genética (en los genes y, por tanto, en el ADN) que tenía como consecuencia un cambio en algunas características del individuo. Son las mutaciones.
Cuando las mutaciones afectan a los óvulos o a los espermatozoides, se transmiten a la descendencia.
Estos cambios pueden ser muy importantes y detectarse rápidamente o, por el contrario, ser muy sutiles, de forma que si no se usan técnicas especiales, no llegan nunca a detectarse.
Algunas mutaciones son incompatibles con la vida del sujeto y entonces se llaman MUTACIONES LETALES.
Las mutaciones se pueden producir de forma espontánea (generalmente, por un error en los procesos de replicación del DNA) o bien por el efecto de algún agente que determina su aparición, como por ejemplo, la exposición a los rayos X.
Gracias a las mutaciones pueden explicarse muchos aspectos de la teoría de la evolución.
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